LA DINÁMICA EVOLUTIVA DE LOS SUELOS DEL MANGLAR
Raices de Rizophora mangle en el sector de Boca de Palo, Isla La Tortuga. Fotos: Alfredo Allais.
El manglar, al igual que todo sistema ecológico natural, en su condición de superorganismo en óptimo funcionamiento, se mantiene en forma aparentemente invariable ocupando su sitio dentro del entorno que le corresponde en la franja costera que separa tierra firme de la masa de agua marina.
Ante esta invariabilidad aparente, el manglar representa un estado de equilibrio transiente («steady state») mantenido por una compleja dinámica evolutiva de sus suelos, de sus poblaciones integrantes y de su eficiencia productiva.
Se basa en dos procesos, usualmente simultáneos, que ocurren en la franja costera ocupada por manglares:
El proceso geogénico, conducente a la determinación de la naturaleza de los suelos sedimentarios sobre los cuales se implantará el ecosistema y el proceso pedogénico, el cual se inicia con la alteración de estos suelos, a consecuencia de la acción química ejercida por la vegetación.
Las características más importantes de los suelos, resultantes del proceso geográfico son: la composición mineralógica y la textura. En áreas costeras húmedas y sub-húmedas, con abundante precipitación y presencia de numerosas desembocaduras de ríos, prevalecen kaolinita, óxidos de hierro y cuarzo, entre los constituyentes mineralógicos de los suelos sedimentados, mientras que en los sedimentos propios de áreas costeras áridas y semi-áridas estos componentes se encuentran en proporciones considerablemente menores.
Composición de fotos satelitales, a la izquierda la desembocadura del Río San Juan y a la derecha el Delta del Orinoco, ambos conforman el 88.6 % del total de manglares del país. Fotos: IMAGEN DE VENEZUELA – UNA VISIÓN ESPACIAL / PDVSA S.A. / 1992 / Editorial Arte.
Excepto en áreas insulares, cuyos suelos son esencialmente de origen coralino, el suelo de los manglares costeros presenta un bajo contenido de carbonato de calcio, siendo el contenido de materia orgánica del suelo recién sedimentado extremadamente bajo.
La textura de los suelos primarios sedimentados, es decir, su proporción relativa de fracciones de arena, grava, arcilla y limo, depende en alto grado del patrón de circulación de la masa de agua. Los lugares con escaso movimiento de agua son propicios a una sedimentación masiva de partículas finas en suspensión, los cuales originan suelos fangosos. En cambio, zonas con mayor oleaje dan lugar a los suelos en los cuales predominan fracciones de arena y de grava de mayor grosor.
En general, existe una relación muy estrecha entre el tamaño de la fracción granulométrica y el contenido de materia orgánica del suelo primario sedimentado, observándose un favorecimiento de la implantación de la especie pionera del mangle rojo (Rhizophora), en sedimentos caracterizados por dominancia de fracciones arenosas y mayor contenido de mate ria orgánica. Por el contrario, el mangle negro (Avicennia) se establece preferentemente sobre suelos de bajo contenido de materia orgánica y de amplio espectro granulométrico. (Fig. 6).
Fig. 6. Triángulo granulométricoindicativo de la composición de distintos suelos de manglar.
El proceso pedogénico de evolución de suelos del manglar bajo la influencia de la implantación del mismo sobre suelos primarios sedimentados, procede en dos etapas o fases:
La fase anaeróbica-reductiva, durante la cual el material orgánico de origen vegetal, específicamente las raíces y los demás restos de las plantas de mangle, son descompuestas microbiológicamente, mineralizándose en un ambiente predominantemente anaeróbico, o sea, carente de oxígeno gaseoso.
El oxígeno requerido para estos procesos proviene exclusivamente de los óxidos de hierro contenidos en los sedimentos del suelo y de los sulfatos aportados por el agua de mar, mediante las mareas, de acuerdo a las siguientes reacciones:
Como producto final, resultante de la reacción entre el hidróxido ferroso y el azufre liberado en las reacciones anteriores, se origina sulfuro de hierro, conocido comúnmente en su forma mineral como «pirita» y cuya presencia en los suelos reducidos del manglar determinan la acidez potencial característica de los mismos.
La fase aeróbica-oxidativa que procede en el momento en que se inicia la aereación del fango desde la superficie, conduce gradualmente a lo que se conoce como «maduración química» del suelo, es decir, a la descomposición moderada de la materia orgánica previamente acumulada en el suelo del manglar, acompañada de la deshidratación de coloides y la regeneración, de acuerdo a la capacidad de neutralización implícita del fango, de suelos marinos no ácidos, ricos en sulfato de calcio (yeso). Este tipo de suelo tiene el inconveniente de que si por alguna razón vuelve a ser cubierto por agua de mar, las arcillas formadas en los estados iniciales de maduración del suelo se saturan de iones sodio y magnesio, sufriendo una considerable degradación estructural.
En adición, puede afirmarse que, como consecuencia del incremento de la concentración de cloruro de sodio, inducido por la pérdida de la capacidad permeable del suelo degradado y especialmente en lugares de clima árido y elevada evapotranspiración, en dichos suelos se establecen condiciones negativas de carácter irreversible, las cuales impiden cualquier desarrollo posterior de vegetación de manglares.
Por otra parte, bajo condiciones de clima húmedo, una disminución del nivel freático en suelos «sulfato-ácidos» con alto contenido de pirita, ocasionada por alteraciones antrópicas del drenaje natural, induce a un rápido proceso de oxidación de este mineral, conducente a la acidificación progresiva del suelo del manglar, la cual puede alcanzar niveles extremos comparables a una solución de ácido sulfúrico concentrado, lo que causa una destrucción total de la vida orgánica en el área visualizada por la formación de áreas, generalmente circulares, totalmente desprovistas de vegetación. Esto se ha producido en determinadas regiones de la planicie deltaica del Orinoco, donde han comenzado a desaparecer extensas áreas de manglares como consecuencia de prácticas de drenaje emprendidas con fines de recuperación de tierras pantanosas para la agricultura. Afortunadamente, por las razones expuestas, se ha acordado que las áreas de manglares de suelos sulfato-ácidos no deberán ser usados con fines agrícolas.
LA DINAMICA POBLACIONAL DEL MANGLAR
La colonización inicial sobre un suelo sedimentado de manglar procede en dos sentidos:
• En sentido horizontal, siguiendo la inclinación del terreno desde el nivel más bajo de la marea, hasta más allá de la zona del nivel más alto de la misma, o sea el supralitoral y
• en sentido vertical, una vez establecida la vegetación del manglar, desde el sustrato fangoso, la base de los troncos y las raíces hasta la copa de los árboles.
La colonización horizontal por parte de las especies de mangles y de especies asociadas está determinada, como hemos visto, por complejos mecanismos de adaptación fisiológica: por las características del gradiente ambiental (salinidad, contenido de oxígeno del suelo, etc.); por parámetros geomorfológicos y geofísicos y por la estrategia de distribución de propágulos de las diferentes especies.
La gran variabilidad geográfica de los patrones de sucesión de manglares, es decir, de la secuencia de colonización de las diferentes especies de mangles, ha suscitado profundas discusiones de tipo científico, siendo esta la razón, de que hayan surgido nuevos conceptos para tipificar manglares de acuerdo a características fisiográficas fácilmente reconocibles (Lugo y Snedaker, 1974). Así, pueden reconocerse los siguientes tipos:
Manglares de cuenca o ensenada
Ubicados tierra adentro y comunicados permanentemente con el mar abierto mediante canales estrechos, como el mangle negro (Avicennia), el cual constituye la especie dominante. El flujo del agua circulante es lento, laminar y cubre áreas de gran extensión y de bajo relieve topográfico. El bosque de manglar, bajo estas condiciones, es especialmente sensible a la sumersión prolongada en el agua.
Manglares ribereños
Están situados a lo largo de las ori!las de los ríos y muestran su mejor desarrollo a nivel de las desembocaduras, donde hay mayor flujo de agua y condiciones salobres. Constituídos por individuos de troncos rectos y de
gran altura, predominantemente, por el mangle rojo (Rhizophora). Este tipo de manglar es afectado sensiblemente por alteraciones del flujo de agua.
Manglares de franja
Son propios de bordes de costas protegidas e inundadas periódicamente por las mareas. Están expuestos a la acción directa del oleaje, sobre suelos con un marcado gradiente salino, creciente al interior del bosque. Su composición florística es heterogénea, predominando, de acuerdo al patrón de circulación del agua, Rhizophora o Avicennia. Su ubicación frente al mar los hace particularmente sensibles a la contaminación marina.
Manglares de lavado periódico
Están presentes en sitios expuestos a lo largo de la línea costera frontal y sobre bancos coralinos sumergidos paralelos a ésta. Se distinguen por sus suelos desprovistos de hojarasca, la cual es arrastrada por la acción periódica de las mareas fuera del sistema. Domina el mangle rojo (Rhizophora).
Manglares enanos
Usualmente están integrados por mangle rojo y mangle negro de baja estatura, de hojas pequeñas y entre-nudos cortos. Crecen en suelos hipersalinos pobres en nutrientes o en suelos muy pedregosos.
Más recientemente, Cintrón et al., 1985, han optado, con fines de facilitar las investigaciones de manglares, por reconocer únicamente los tipos de manglares de cuenca, ribereños y de franja. La tendencia actual es a distinguir los manglares de acuerdo a la disponibilidad de nutrientes, en manglares oligotróficos (pobres en nutrientes), situados en áreas costeras continentales e insulares de clima árido y
escaso aporte de agua dulce, y manglares eutróficos (ricos en nutrientes), propios de las áreas estuarinas con abundantes precipitaciones y aportes de agua dulce.
La colonización vertical influenciada por la amplitud de las mareas, el gradiente térmico y de oxígeno, la naturaleza del sustrato y el grado de penetración de la luz, determina una
distribución zonal, en sentido vertical, de las poblaciones de algas y de los diversos grupos de fauna, tanto sésiles como móviles.
Se puede observar en el esquema, que el gradiente ambiental vertical está definido por una serie de «nichos ecológicos» ocupados, cada uno, por poblaciones de especies de animales adaptadas a las diferentes condiciones de vida del micro-habitat, que va
variando desde las condiciones netamente acuáticas, pasando por las semi-acuáticas de la zona intermareal, hacia las condiciones propiamente aéreas-terrestres a las cuales están expuestas las cortezas de los troncos emergidos y las copas de los árboles.
La composición de las poblaciones adaptadas a cada una de estas zonas de vida en el gradiente vertical va haciéndose cada vez más heterogénea a medida que aumenta la distancia desde el nivel del suelo, alcanzando a nivel de las copas arbóreas una composición de fauna representativa, tanto de especies pertenecientes al medio marino, como de especies propiamente terrestres.
Especial atención han recibido los modos de colonización de las raíces zancudas del mangle rojo (Rhizophora) cuyas partes inferiores se encuentran sumergidas en el agua.
Los inventarios florísticos y faunísticos realizados en base al análisis comparativo de la colonización de un elevado número de raíces de mangle desarrolladas en diferentes localidades dentro del mismo sistema manglar (Toffart, 1983) han permitido reconocer dos tipos de poblaciones bien definidos: uno, representativo de raíces de mangle rojo, sumergidas en los canales de flujo o caños de marea que suelen atravesar el manglar, expuestos a un gradiente de salinidad y caracterizado por una fauna muy abundante en anélidos tubiformes y de crustáceos anfípodos, y otro, repre sentativo de raíces de mangle, ubicado en los bordes de lagunas internas, expuestas a concentraciones salinas homogéneas, mostrando predominancia de esponjas y tunicados (Fig. 9).
POBLACIONES SOBRE RAICES DE MANGLE
Fig. 9. Comparación de la colonización de raices de Rhizophora mangle, crecidas en diferentes localidades de un mismo manglar.
Las causas intrínsecas de este com portamiento diferenciado de las poblaciones colonizadoras de las raíces, así como de la dinámica sucesional de las especies individuales, aún son desconocidas pero, de conocerse, contribuirán a sentar las bases para la utilización de las raíces del mangle como indicadores biológicos de posibles alteraciones químicas en las aguas marino-costeras.
LA DINAMICA PRODUCTIVA DEL MANGLAR
Fotos: Alfredo Allais
Para comprender los fundamentos básicos de la dinámica productiva del manglar, hay que tener. presentes los siguientes aspectos:
• Su capacidad de fijación de energía, con la consecuente producción de material orgánico, indispensable para el funcionamiento de todos los integrantes del ecosistema.
• La velocidad y la forma en que la materia orgánica, sintetizada y descompuesta, es incorporada a las cadenas alimentícias dentro del ecosistema.
• Los factores que son capaces de alterar la velocidad de síntesis y descomposición de la materia orgánica, así como el reciclaje de los elementos inorgánicos asimilables.
En lo que se refiere a la capacidad de fijación fotosintética del carbono, medida en términos de productividad primaria neta, los valores promedio para diferentes tipos de manglares oscilan entre 3 y 15 gramos de materia orgánica acumulada en la biomasa, por m2 por día, siendo superados únicamente por la productividad primaria de los arrecifes coralinos. Estos valores reflejan la elevada capacidad de los árboles de mangle de acumular materia orgánica, principal componente de la productividad global del ecosistema, al cual se suman, junto con otros dos componentes de menor cuantía, la productividad primaria del benthos (plantas sésiles establecidas en la zona intermareal) y la productividad acuática representada por la comunidad planctónica de las aguas cubiertas por manglares.
Se ha reconocido que, de acuerdo al tipo de manglar, existe un gradiente de productividad primaria que va desde los más altos valores en los manglares ribereños – estuarinos con un considerable aporte de nutrientes desde tierra adentro a una muy baja productividad en los manglares enanos, sobre todo en aquéllos aislados del aporte de sedimentos y del flujo y reflujo de las mareas. En consecuencia, puede decirse que son los manglares eutróficos los que presentan una mayor productividad primaria.
Igualmente se ha observado que existe un gradiente de productividad primaria entre las diversas especies de mangle: mayor en Rhizophora, seguida de Avicennia y de Laguncularia. Por lo tanto, la composición en especies de un manglar, la cual dependerá de la historia de su colonización, determinará el valor global de la productividad primaria y el grado de madurez del mismo.
Para que la materia orgánica acumulada pueda entrar a las cadenas alimenticias del ecosistema, se requiere que ésta sea convertida previamente en formas asimilables para los organismos consumidores. En efecto, una de las fuentes de partida más abundantes de materia orgánica acumulada es la hojarasca que cae cons‑ tantemente de las copas de los árboles y es sometida a descomposición, para su posterior utilización por los consumidores, usando las siguientes vías alternas:
La velocidad de descomposición varía de acuerdo a la estructura de las hojas y a su contenido en taninos, siendo más veloz para las hojas de mangle negro (Avicennia)que para las hojas de Rhizophora. Sin embargo, el valor promedio de exportación de materia orgánica, proveniente de la descomposición de la hojarasca de un manglar mixto, puede alcanzar valores de hasta tres toneladas/hectárea/año. Alrededor de 10% de esta cantidad es convertida en biomasa animal (peces, cangrejos, camarones, etc.) siguiendo las secuencias tróficas esquematizadas en la figura 10.
La figura 11 muestra un modelo compartimental izado de un manglar, que indica las fuentes de energía o «subsidios energéticos», en forma de radiación solar, mareas, lluvia, incidentes sobre el sistema, así como también los procesos pertinentes a él (productividad, respiración edáfica, reciclaje de nutrientes) los cuales se encuentran interrelacionados. Cualquier alteración de un aporte energético al sistema altera los procesos y la relación entre los componentes, siendo posible deducir, mediante situaciones simuladas, el comportamiento resultante del ecosistema.
Fig. 11. Modelo del flujo energético de ecosistemas de manglares Los símbolos de Odum (1971) El modelo representa acumulaciones de biomasas, los procesos de productividad, respiración y reciclaje; el ingreso y salida de nutrientes (ingreso neto) y materia orgánica (salida neta); y los factores (tanto internos como externos) que se cree que controlan estas tasas. Cintron et al. (1978)
Algunas deducciones obtenidas, mediante este tipo de análisis, que han adquirido validez general, han sido las siguientes:
• El proceso de caída de hojarasca muestra una correlación con la pluviosidad, siendo esto índice de que los manglares, a pesar de estar rodeados de aguas y contar con mecanismos de ultrafiltración para el aprovechamiento del agua dulce, separada del agua salada, responden sensiblemente al factor hídrido climático.
• La zonación del manglar en franjas dominadas por determinadas especies es una consecuencia de la eficiencia metabólica propia de la especie.
• A mayor biomasa de mangle producida, menor será la cantidad disponible de nutrientes en el sustrato.
• Del aporte de nutrientes al manglar, sea por vía fluvial o a través de las fluctuaciones de las mareas, depende el estado óptimo de su desarrollo. Cualquier alteración de este aporte repercutirá negativamente sobre la estructura y el funcionamiento del manglar, lo cual significa que éste representa un sistema extraordinariamente frágil .
Tomado del Cuaderno Lagoven “Los Manglares de Venezuela” por Federico Pannier y Rosario Fraíno de Pannier / Impreso por Refolit C.A. 1989 / Serie Cuadernos Lagoven 1976-1997 / Lagoven S.A. / Filial de Petróleos de Venezuela /
Ver:
– LA DISTRIBUCION DE LOS MANGLARES EN VENEZUELA Y SUS CAUSAS
– LA ZONACION DE MANGLARES Y SUS CAUSAS